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Año XXIII, Número 41, enero 2023
           Depósito Legal M-34.164-2001

                 ISSN 1695-6214
                                                              Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS



                    pertenencia  a  un  credo  religioso  exclusivo  e  incompatible  con  los  de  su
                    entorno  (monoteísmo  unido  a  un  desprecio  a  las  restantes  religiones);  sus

                    costumbres singulares y excepcionales (circuncisión, rechazo a determinados

                    alimentos, el sabbat), que les hace aparecer como seres odiosos y distantes
                    en los que no se puede confiar;  su no integración en la sociedad debido a su

                    voluntad  de  conservar  la  identidad  propia;  la  actividad  de  arrendadores  de
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                    rentas;  la  condición  de  prestamistas  avaros ;  la  de  su  afinidad  y
                    concordancia con las clases acaudaladas y aristocráticas (esencialmente con
                    los  monarcas  a  quienes  financiaban  sus  empresas)  en  divergencia  con  las

                    populares; la de faltos de lealtad política hacia el país de residencia…; en fin,

                    el motivo es difícil de precisar, es  complejo determinar la causa, aunque lo
                    más lógico es pensar que la razón se deba a todas ellas o a un cúmulo de las

                    mismas; pero dos son las que parecen prevalecer: el rechazo de la burguesía

                    y oligarquía urbana cristiana, que veía en ellos unos serios competidores de
                    sus incipientes y pingües negocios y de la posición social que ocupaban y,

                    quizás,  la  más  significativa  y  trascendental,  la  religiosa.  La  acusación
                    continua de “pueblo deicida” le ha perseguido hasta tiempos contemporáneos

                    en  todos  los  países  cristianos,  en  especial  en  los  católicos,  como  España.
                    Ese  odio,  adormecido  durante  cierto  tiempo  entre  la  sociedad  cristiana,  se

                    manifestaba  de  forma  virulenta  en  determinados  momentos  en  que  esta

                    pasaba por una dificultad expresa, volcando su desesperanza y frustración en
                    los judíos que, hasta el momento, habían coexistido pacíficamente dentro de

                    ella. Entonces brotaba lo peor, lo más bajo y execrable en los individuos de
                    esa  sociedad:  las  acusaciones  más  envenenadas  (que  sacrificaban  niños





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                    Esta  acusación se basaba en una realidad  que  venía avalada por el Antiguo  Testamento:
                     <<No  prestarás  con  interés  a  tu  hermano;  ni  interés  de  dinero,  ni  interés  de  víveres,  ni
                     interés de cosa alguna que produzca interés. Al extranjero podrás prestar a interés, mas a tu
                     hermano no prestarás así, a fin de que te bendiga Yahveh, tu Dios, en toda empresa de tu

                     mano sobre el país adonde vas a entrar para poseerlo>>. (Deuteronomio, 23, 19-21)




                               Historia Digital, XXIII, 41, (2023). ISSN 1695-6214 © A. Santos, 2023                   P á g i n a  | 14
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