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Año XXIII, Número 42, Julio 2023
Depósito Legal M-34.164-2001
ISSN 1695-6214
Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS
España era el Estado al que pertenecían. Este precepto lo desarrolló en su
libro La Nacionalidad Catalana, publicado unos meses después.
La primera medida fue la suspensión de las garantías constitucionales
en Barcelona, recurso habitual ante la posibilidad del mínimo altercado. A
pesar de ello, en este caso, el decreto fue promulgado por el poder civil para
evitar que el capitán general declarara el Estado de Guerra en Cataluña,
potestad que le permitía hacerlo sin contar con el Parlamento y sin aplicar la
Ley de Garantías Constitucionales, al amparo del artículo 13 de la Ley de
Orden Público de 1870. De este modo, la autoridad militar asumía la
jurisdicción en materia de orden público mientras permaneciera el Estado de
Guerra.
Es significativo que los oficiales del Cuerpo de Ingenieros no
participaran en aquellos sucesos, a pesar de que el cuartel de las Atarazanas,
lugar de acantonamiento del 4º Regimiento, estuviera ubicado al inicio de las
Ramblas.
La Correspondencia Militar
El periódico que más extendido estaba en las salas de banderas de los
cuarteles españoles era La Correspondencia Militar. Desde el fin del conflicto
que supuso la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam; el periódico
fue un reflejo de la victimización que desarrollaron parte de los oficiales del
Ejército. Su estilo agresivo era incluso superior al habitual de la época. El
primer párrafo de su primera plana del mismo día 27 es una muestra empírica
de ello:
Para los catalanistas: ¡Chusma miserable!... ¡Canalla indigna!...
Manchamos nuestra pluma dirigiéndonos a vosotros, dándoos la beligerancia
de seres […] Ya ha surgido la chispa; ya… ha comenzado el principio de
vuestro fin; ya… nos han oído nuestros compañeros. El Ejército no podía
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